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Fue llamado el Grande por su sabiduría portentosa: científico incansable, enamorado de la naturaleza, observador y buscador perpetuo. También se le conoce con el título de Doctor universalis a causa de su profundo interés por la ciencia natural.
1. Vida
Nació en Lauingen (Baviera). Su familia era de la nobleza local y le ofreció una formación amplia en las Universidades de Bolonia, Padua, París. Se entusiasmó con la ciencia y la filosofía griega y árabe en el mundo medieval y la cultivó con fruición. Mientras estudiaba en Padua en 1223, Alberto fue atraído por la Orden reciente de los Hermanos Predicadores, que hacía diez años había iniciado Sto. Domingo de Guzmán.
Ordenado sacerdote en Alemania, donde impartió clases antes de ir a la Universidad de París, llegó a ser Maestro en Teología en 1245. Dedicado a la docencia universitaria conoció como discípulo al joven Tomás de Aquino, cuyo genio descubre y defiende.
Ocupó también la cátedra de Teología, convertido en profesor influyente y admirado en todo el entorno universitario. Nombrado Provincial de la Orden dominica, viajó por diversos países y ambientes y, junto con su cometido religioso, hizo multitud de observaciones y las registró en libros como "La alquimia", "Los animales", "Los vegetales", "Los minerales", "Los meteoros", "La propiedad de los elementos".
Su fama le llevó a tener que aceptar la dignidad de Obispo de Ratisbona y también, de 1260 a 1262, Obispo de Regensburg. Pronto renunció a estas dignidades para dedicarse a sus viajes y estudios. En 1274 viajó de Colonia a París, aunque ya estaba viejo y enfermo, para defender la memoria de su discípulo Tomás de Aquino, que acaba de fallecer y era impugnado en la Universidad.
Murió en Colonia el 15 de Noviembre de 1280. Fue beatificado en 1622 por Gregorio XV y declarado santo por Pío XI en 1931. Fue entonces proclamado Doctor de la Iglesia.
En 1941 Pío XII le proclamó patrono de todos los que estudian ciencias naturales, debido a su portentosa capacidad científica y a la orientación de su pensamiento naturalista, siempre concorde con la fe cristiana.
2. Su influencia
Escribió y publicó múltiples comentarios a Aristóteles y diversas obras sobre los animales, los vegetales y los minerales.
La cascada de títulos es asombrosa: "Metafísica", "El cielo y el mundo", "La unidad del intelecto contra Averroes", "Comentario al Antiguo y Nuevo Testamento", "Comentario a las Sentencias de Pedro Lombardo", "Comentario al libro 'De los nombres divinos". etc.
La variedad de temas y la claridad de argumentos sólo podían provenir de una mente privilegiada como la suya. Debido a su ciencia, pronto se le conoció como "el grande". Su aportación principal fue asumir la doctrina filosófica de Aristóteles, que tan bien se acomodaba a sus inquietudes científicas y naturales que cultivaba y defendía.
Como teólogo, su Summa theologiae (1270) fue el primer intento serio de explicar los dogmas religiosos en términos no agustinianos, y que luego se conocerían como tomistas. El centro de su Summa es la idea de que la razón humana no puede contradecir a la revelación, por lo que el filósofo cristiano tiene el derecho y el deber de investigar sobre los misterios divinos sin oponerlos a los terrenos.
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